La aparición de nuevos impuestos suponen un reto fiscal para las empresas, ya que los cambios normativos y la complejidad que lleva adaptarse a ellos, suponen el riesgo de cometer algún error, y acabar así recibiendo una sanción por parte de la Administración.
Almudena Medina, socia del área tributario, comenta en Expansión (sólo para suscriptores del medio) que están primando el afán recaudatorio en los criterios de "todo tipo de inspección y comprobación fiscal". Y añade: "Este enfoque genera una gran inseguridad jurídica en la aplicación del sistema tributario a la vez que incrementa el gasto presupuestario del país, como consecuencia de una litigiosidad forzada e innecesaria y el pago de los intereses de demora que debe asumir el Estado al perder numerosos y onerosos casos".
Nuestra abogada fiscalista apunta como reto fiscal el cálculo del nuevo impuesto mínimo global, sobre todo para las empresas multinacionales. "La complejidad administrativa y de cumplimiento supondrá un coste económico y burocrático adicional para las empresas españolas, que mermará su rentabilidad". Y el impacto puede ser mayor, ya que considera que "la falta de plena armonización normativa a nivel internacional expone a estas empresas a posibles dobles imposiciones y a una potencial elevada litigiosidad con la Agencia Tributaria como consecuencia de los criterios interpretativos".
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