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Las empresas familiares representan una de las formas más comunes y tradicionales de organización empresarial en todo el mundo. Estas empresas, que combinan la gestión empresarial con vínculos familiares, tienen un carácter especial que las hace únicas y, a la vez, complejas. La convivencia entre intereses económicos, emocionales y familiares puede generar conflictos internos que, si no se manejan adecuadamente, pueden poner en riesgo la continuidad y el éxito del negocio. Por ello, contar con mecanismos efectivos y adecuados para resolver estos conflictos es fundamental para garantizar la estabilidad y la sostenibilidad a largo plazo de la empresa familiar.
Recientemente, y como ya se ha abordado en artículos anteriores del blog, se ha publicado en España una reforma de calado de la Ley de Enjuiciamiento Civil a través de la L.O. 1/2025, la cual tiene como objetivo fundamental la implantación de los métodos adecuados de resolución de conflictos, frente a la tradicional batalla judicial, con el objetivo de empoderar al ciudadano en la manera de abordar las controversias, y de paso desatascar la oficina judicial. Para ello, la reforma incorpora una serie de medidas coercitivas que obligan al ciudadano (o empresa) a buscar las alternativas a su alcance antes de acudir a la vía judicial.
Uno de los métodos que consideramos ha ganado popularidad en los últimos años como alternativa a los procesos judiciales tradicionales es el arbitraje, y lo será aún más ahora tras la nueva reforma. Y en el caso de las empresas familiares, sin duda alguna ha sido uno de los grandes favoritos y lo continuará siendo, y ello por todas las bondades que este método alternativo tiene que ofrecer.
El arbitraje se presenta como una opción eficiente, confidencial y especializada para resolver disputas, especialmente en el contexto de las empresas familiares. En este artículo, exploraremos en profundidad qué es el arbitraje, sus ventajas, y cómo puede ser una herramienta valiosa para mantener la armonía y la continuidad en los negocios familiares.
¿Qué es el arbitraje?
El arbitraje es un mecanismo de resolución de conflictos en el cual las partes involucradas acuerdan someter su disputa a uno o varios árbitros, en lugar de acudir a los tribunales judiciales. Este proceso se basa en un acuerdo previo, generalmente incluido en los estatutos sociales, o en contratos específicos (siempre a través de cláusulas de sumisión a arbitraje), en las que las partes manifiestan su voluntad de resolver cualquier controversia mediante este método.
El proceso de arbitraje es voluntario y flexible. Las partes pueden escoger a los árbitros, definir las reglas del procedimiento, establecer los plazos y determinar la sede del arbitraje. La decisión que emiten los árbitros, conocida como laudo arbitral, tiene carácter vinculante, siendo de obligado cumplimiento para las partes, pudiendo el mismo ejecutarse ante la vía judicial de la misma manera que se ejecutaría una sentencia firme.
Ventajas del arbitraje en las empresas familiares
El arbitraje ofrece varias ventajas que lo convierten en una opción atractiva para las empresas familiares:
- Confidencialidad: A diferencia de los procesos judiciales, que son públicos, el arbitraje se realiza en un entorno privado. Esto es especialmente importante en las empresas familiares, donde la privacidad y la reputación son aspectos clave. La confidencialidad ayuda a evitar que los conflictos internos se conviertan en asuntos públicos que puedan afectar la imagen del negocio.
- Rapidez y eficiencia: Los procesos judiciales pueden extenderse durante años, generando incertidumbre y desgaste emocional. El arbitraje suele ser más ágil, con plazos más cortos y procedimientos simplificados, lo que permite resolver los conflictos en menor tiempo y con menor coste no solo económico, sino también emocional para la empresa familiar.
- Especialización: Las partes pueden escoger árbitros con experiencia en temas empresariales, familiares o específicos del sector en cuestión. Esto garantiza que la resolución tenga en cuenta las particularidades del negocio y las relaciones familiares, logrando decisiones más justas y fundamentadas.
- Flexibilidad: Las partes tienen mayor control sobre el proceso, pudiendo definir reglas, plazos y procedimientos que se ajusten a sus necesidades. Esto facilita una resolución más adaptada a la realidad de la empresa familiar.
- Preservación de relaciones: Al ser un proceso menos combativo y más centrado en la búsqueda de soluciones, el arbitraje puede contribuir a mantener relaciones más saludables entre los miembros de la familia y socios, evitando la escalada de conflictos y promoviendo la reconciliación entre las partes implicadas.
Otra ventaja importante es que, al resolver los conflictos de manera rápida y efectiva, se reduce el tiempo y la energía emocional que se invierte en disputas prolongadas. Esto ayuda a que los miembros de la familia puedan centrarse en fortalecer su vínculo y en el crecimiento del negocio, en lugar de estar atrapados en conflictos internos.
En conclusión, el arbitraje es una herramienta valiosa para las empresas familiares, ya que promueve una resolución de conflictos eficiente, confidencial y especializada, contribuyendo a la estabilidad y sostenibilidad del negocio a largo plazo, ya que promueve la comunicación, la confianza y el respeto entre los miembros de la familia.
Beneficios del arbitraje frente a otros métodos alternativos de resolución de controversias
A pesar de todos los beneficios aquí expuestos, es cierto que en ocasiones el arbitraje puede llevar aparejado un coste más elevado que otros de los métodos alternativos de solución de controversia (tales como la mediación o la conciliación). No obstante, en comparación con estas otras opciones, el arbitraje aporta una solución definitiva, ya que, una vez iniciado el procedimiento arbitral, el mismo garantizará una resolución firme en un plazo de tiempo inferior a un año.
Ello tiene claras ventajas competitivas con respecto a la mediación o la conciliación, ya que las mismas pueden ser “abandonadas” por alguna de las partes cuando así lo consideren, abocando a la contraparte a tener que acudir a la vía judicial. Ello conllevaría un doble coste: no solo el económico (ya que se abonarían tanto los honorarios de la mediación/conciliación, como los propios de la jurisdicción ordinaria: tasas, letrado, procurador, otros profesionales…); sino que además tendría aparejado un alto coste temporal, que sin duda alguna superará con creces la agilidad de la resolución firme arbitral en el plazo inferior al año.
Así pues, creemos que el arbitraje es una de las opciones más interesantes para las disputas que puedan surgir en las empresas familiares, motivo por el que recomendamos a nuestros clientes valorar la inclusión de cláusulas arbitrales en todos aquellos documentos propios de la compañía que así lo puedan requerir.
Nuestro equipo especializado en empresa familiar cuenta con profesionales con amplia experiencia ante las más prestigiosas cortes de arbitraje, no solo a nivel nacional, sino también internacional, que podrán asesorarle a este respecto, siempre buscando la continuidad del negocio en la empresa familiar.
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Más información sobre Empresa Familiar
Paola Rodiles-San Miguel – Grupo Empresa Familiar
Manager en el área de litigación y arbitraje
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