Uno de los puntos del pacto para formar el nuevo gobierno es la posibilidad de implantar la jornada de 37,5 horas sin reducir el sueldo. Los expertos se muestran escépticos con su aplicación y cómo afectaría a cuestiones como la productividad.
Enrique Ceca, socio del área laboral, explica en Expansión (sólo para suscriptores del medio) que con esta medida "Se sigue la idea del empresario explotador que obliga a trabajar, pero no se dice nada de la productividad". Y apunta a la misma situación que se vivió hace unos años cuando se instauró el control horario: "al final, es una obligación de tal exigencia que las empresas lo están incumpliendo".
Nuestro abogado laboralista añade que el problema de la jornada de 37,5 horas es la productividad: "Es una cuestión de número de horas sobre capacidad productiva, y se demuestra que en España se trabaja de más, pero se es menos productivo. En esa visión demagógica de 'trabajar menos y ganar lo mismo', al final son las empresas las que pagan".
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