Hace escasos días, la Audiencia Nacional absolvía a los 34 acusados en el juicio por la salida a Bolsa de Bankia. Debido a la relevancia del caso y a la notoriedad de algunas de las personas implicadas en el mismo, durante los últimos años, el ‘Caso Bankia’ ha acaparado la atención de los medios de comunicación, tanto nacionales como internacionales, dando lugar, en ocasiones, a la práctica de juicios paralelos.
“El derecho de opinión es toda una tentación, más si cabe en un caso que ha dado tanto que hablar como el de Bankia, donde en apenas 24 horas han sido varias las tribunas que he leído alentando a recurrir su reciente sentencia, como si amparándose en tal derecho de opinar pudiera decirse cualquier cosa que se nos pase por la cabeza, sin estudio profundo, reflexión o criterio alguno”. Así comienza la Tribuna que nuestro compañero Javier González Espadas publica en Cinco Días.
En referencia a la resolución, González Espada, Of Counsel de Litigación en nuestro despacho, apunta: “En este sentido, vaya por delante que considero que la sentencia es justa, y esta reflexión no se basa en que haya podido tener la fortuna de defender la inocencia de uno de las personas absueltas, sino porque basta analizar sus 442 páginas para comprender que la misma ha sido fruto de un concienzudo análisis de todas las pruebas practicadas durante más de 74 sesiones, a veces de mañana y tarde, en la que tanto los magistrados como el resto de los funcionarios públicos que han intervenido, se han dedicado a la búsqueda encomiable de la verdad del caso, mostrando una paciencia y profesionalidad que todos los letrados agradecimos en su día”.
Ante la sorpresa que ha supuesto para muchos esta sentencia, y en referencia al papel de los medios de comunicación, Javier destaca: “Los juicios paralelos en los medios de comunicación pueden resultar más dañinos que los reales, precisamente cuando generan o pueden generar este tipo de sesgos y causan la muerte civil de los que los sufren, que pierden sus trabajos, ilusiones y a veces hasta sus amistades”.
“Está claro que no siempre llueve a gusto de todos, pero los tribunales no están para darnos gusto, sino para resolver con conciencia y en conciencia, conforme a la ley, los casos que se les presenten, máxime cuando las consecuencias de sus decisiones pueden ser la prisión de seres humanos que, como cualquiera de nosotros, merecen ser juzgados, y no simplemente prejuzgados y condenados de antemano”, concluye.
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